Login_Dinero, empleo y sostenibilidad de la vida 5/5

El sábado 14 de noviembre organizamos el primer Login_ del proyecto Login_MicroEmprendimiento_entre_mujeres para investigar las especificidades del microemprendimiento social urbano practicado entre mujeres de la ciudad de Madrid. En esta primera sesión nos hacemos algunas preguntas sobre el cuidado, el dinero, el trabajo y el empleo.

El Login_ finaliza en un parque cercano a la sede de Abierto, con grandes vistas sobre la ciudad de Madrid, el corro de participantes comparte una breve valoración. Más tarde, ente las organizadoras, ponemos en común nuestra particular reflexión sobre lo aprendido en esta jornada.

Ronda_Final

El cuarto propio y las apuestas en colectivo

 

De toda la vida, las mujeres han puesto en marcha empresas y negocios (una peluquería, una tienda de alimentación, venta de ropa…). En los años 80, una peluquería era una peluquería, no era un emprendimiento. ¿Qué significa, pues, “emprender”?

El boom del emprendimiento no persigue dinamizar la generación de empleo por cuenta propia. Lo que persigue, sobre todo, es un cambio subjetivo: el cambio subjetivo que precisa la nueva matriz productiva neoliberal, que ya no requiere de personas obedientes y disciplinadas dispuestas a renunciar a su creatividad y a su libertad a cambio de seguridad (pleno empleo, seguros sociales, pensiones…), puesto que la nueva matriz productiva ya no va a ofrecer ese tipo de seguridad.

El emprendimiento es la aceptación, el sometimiento a las nuevas reglas del juego, así como un entrenamiento en las mismas. Para el neoliberalismo, por lo tanto, lo importante no es si tu emprendimiento triunfa o fracasa, sino hasta que punto te adhieres y practicas con las leyes de esa nueva matriz productiva: autoimplicación, movilidad, etc.

El problema es que esta nueva matriz productiva neoliberal no es absolutamente mala, igual que, en su momento, no lo fue la fábrica industrial. En los años 70, la fábrica industrial proporcionó a muchas mujeres la oportunidad de salir del pueblo y de liberarse del control social (poder fumar, llevar pantalones, tener amigas, dinero y tiempo propios, conocer chicos, libertad sexual…).

Desequilibrar esos dos platos de la balanza (explotación fabril contra autodeterminación y libertad) fue el objetivo de una lucha de clases continua, en la que ambas clases sociales trataban continuamente de ganar y consolidad más fuerza.

Ahora los emprendimientos se presentan ante las mujeres como la posibilidad de armar un trabajo autónomo, creativo y conectado con un sentido propio.

Desde las contribuciones feministas, el cuarto propio es la metáfora de la independencia. Tener una habitación propia (y dinero propio) proporciona la independencia necesaria para una vida autónoma. Entonces ¿emprender es hacer un cuarto propio?

El cuarto propio no es el autocuidado narcisista (tiempo para mí, masajes, viajes, terapias personales…), cuando ese cuidado consiste en reconstruirte para otros, para ser más vendible, más empleable, más deseable. Tampoco es un jardín idílico ni un parque temático y no es simplemente ocio o distracción (como ver una serie en la pantalla cuando estás agotada para hacer nada más).

El cuarto propio es, sobre todo, un lugar y un tiempo para recuperar la capacidad perdida de estar sola contigo y para regenerar las relaciones no instrumentales, las que no sirven “para nada” (contigo misma, con las otras, con las cosas, con el planeta…).

El patriarcado penaliza a las mujeres que hacen su cuarto propio y mucho más si son cuidadoras. La penalización se expresa como culpabilidad (soy egoísta). El neoliberalismo penaliza a las mujeres que no asumen el emprendimiento como la forma buena de moverse por el mundo. La penalización se expresa como impotencia (estoy estancada, no he sabido reinventarme).

Cuarto propio y emprendimiento, si bien tienen zonas de contacto, no son ni mucho menos lo mismo. Este Login_ nos ha permitido pensar esa diferencia.

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