El sábado 21 de mayo organizamos el tercer Login_ del proyecto Login_MicroEmprendimiento_entre_mujeres para investigar las especificidades del microemprendimiento social urbano practicado entre mujeres de la ciudad de Madrid. En esta tercera sesión nos hacemos algunas preguntas sobre qué tipo de creatividad destilan y cómo se transfiere el conocimiento en estos proyectos.
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Gestión y creación
Este Login_ nos ha permitido observar de cerca la tensión entre tiempo y energías dedicados a la gestión, y tiempo y energías dedicados a la creación.
Desde un tiempo a esta parte, en pro de una mayor democracia y horizontalidad, “los jefes de equipo, de proyecto” han sido reemplazados por “coordinadoras” o “facilitadoras”. La “dirección”, cuando se feminiza, muda de estatus y se convierte en “facilitación”. Y, por lo que hemos visto en este Login_, esa coordinación/facilitación viene a ser una especie de “trabajo doméstico” de los procesos y de los proyectos: multitarea, no especializado, con grandes exigencias de disponibilidad, en un tiempo que tiende a invadirlo todo. Esas tareas que «lo invaden» todo impiden la dedicación a aquello por lo que pusiste en marcha el proyecto y la materialización de las ideas creativas ligadas a él.
Pero estas condiciones ¿son intrínsecas a toda facilitación/gestión? ¿O hablan de cómo el director o la facilitadora (y todo el grupo) se relacionan con esa actividad de gestión?
En el Login_ anterior (Crecimiento y sentido. Crecer sin acumular) Javier nos habló sobre la práctica el ajedrez federado. Nos explicó que cada equipo tiene un capitán que todas las semanas decide quién juega y quién no, envía las alineaciones, etc. Es decir, realiza trabajo de gestión.
Sin embargo, Javier no empleó esa palabra ni señaló como problema el hecho de que el trabajo de gestión deje al capitán sin tiempo propio para su práctica del ajedrez. Seguramente no lo mencionó… porque no ocurre.Aunque el capitán no tiene porqué ser el “mejor” del equipo (en términos de juego), pues conviene que además de buen jugador tenga capacidad de escucha, ecuanimidad, neutralidad y gestión de conflictos (es decir, de facilitación de la vida colectiva del club), es de suponer que tampoco puede ser el “peor” o el más “tonto”, pues los otros miembros del
equipo le tienen que reconocer méritos y autoridad suficientes como para aceptar su liderazgo. Por tanto, un capitán que haga una muy buena facilitación pero que descuide o se quede sin tiempo para la práctica propia del ajedrez no sería funcional a la dinámica del equipo. Y no se espera que haga eso.
La socialización de género hace recaer en el tejado masculino lo relativo al hacer (la actividad), mientras que en el tejado femenino recae lo relativo al ser (la naturaleza). La socialización masculina tiene, con la actividad (las aficiones, las pasiones, las obligaciones…), una relación distinta de la femenina, pues para la socialidad masculina el “hacer” es constituyente de su identidad. El capitán de equipo es “el capitán” y, por esa posición, que ocupa pública y reconocidamente, está obligado a tomar decisiones y “gestionarlas”. Una buena “gestión” refuerza al equipo y al mismo tiempo refuerza su liderazgo. Por eso, de alguna manera, mientras “gestiona” y trabaja para el colectivo, sigue trabajando “para sí”.
Entonces, volviendo a la tensión entre tiempo y energías dedicadas a la gestión, y tiempo y energías dedicadas a la creación, ¿cómo nos estamos relacionando, en nuestros emprendimientos, con el trabajo de gestión? ¿Qué es lo que hace que no lo sintamos ni creativo, ni constructivo para el proyecto, ni fuente de desarrollo personal o profesional? ¿Qué es lo que hay en la gestión, o en la manera de relacionarnos con ella, que nos hace sentirla como una carga añadida y costosa, y no como un espacio de creación? ¿Y qué de todo esto tiene que ver con la socialización de género?
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