Login_Crecimiento y sentido. Crecer sin acumular 2/6

El sábado 13 de febrero organizamos el segundo Login_ del proyecto Login_MicroEmprendimiento_entre_mujeres para investigar las especificidades del microemprendimiento social urbano practicado entre mujeres de la ciudad de Madrid. En esta segunda sesión nos hacemos algunas preguntas sobre cómo construir relaciones confiables y duraderas y a la vez dinámicas y flexibles.

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Una asesora profesional. Acompañar ideas de negocio y procesos subjetivos

 

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El Puesto en Construcción, nos explican Laura y Pablo, es un espacio de trabajo multidisciplinar en un puesto del mercado alquilado, que ellos mismos han acondicionado con criterios de bio-construcción. Actualmente son cinco personas (arquitectos, editores, artistas) y ceden el espacio a otros colectivos, ya que el mercado, para ellos, es un servicio público y debe estar abierto a los procesos comunitarios que allí se dan. Desde el Puesto en Construcción investigan esta participación en el proyecto Mercado habitado, integrante también del programa “Una ciudad muchos mundos”.

Enseñando y aprendiendo

Una vez acomodadas, Charo se presenta y nos cuenta que se dedica a la gerencia asistida y desde hace algunos años ha participado en varios proyectos de apoyo y asesoramiento a personas emprendedoras, especialmente a mujeres. Charo estudió Empresariales y ha trabajado muchos años en empresas como grandes auditoras y bancos. Sin embargo, lo que ella considera su “master” es un pequeño negocio familiar iniciado justo antes de empezar la crisis. Ahí es donde aportó los conocimientos profesionales adquiridos en sus trabajos anteriores y pudo “aterrizarlos”.

Otro de los proyectos en los que Charo se ha embarcado es la asociación Otro Tiempo. Trabajan la prevención de la violencia de género. Aunque no es un proyecto empresarial, varias mujeres han conseguido renta de manera más o menos estable contratadas por la asociación, buscando subvenciones y desarrollando otras vías de financiación, como impartir formación u ofrecer consultorías y asesoramiento integral en políticas de igualdad y violencia de género.

Uno de los proyectos de la asociación es Otro tiempo, otro planeta. Consiste en la recogida de aceite usado de cocina y ofrecen una oportunidad laboral a mujeres en riesgo de exclusión social y/o víctimas de violencia de género.

¿Hay diferencias entre los emprendimientos convencionales y los sociales?

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Charo cuenta que ha recibido formación especializada en emprendimiento social de una importante escuela de negocios. Esta experiencia le permite comparar los conocimientos que se ofrecen desde las escuelas de economía convencionales y los programas que acompañan a emprendimientos sociales. Dice que ella ha visto que los conocimientos son los mismos, aunque la calidad de los formadores y de las metodologías de las escuelas de negocios son muy buenas. La diferencia tiene que ver con el lenguaje. Las estrategias y las palabras que se usan son distintas: marketing, buen diseño, coaching, branding, etc. “Si no manejamos este lenguaje quedamos fuera de juego”, observa.

Para Charo, “lo más valioso ha sido entender que más allá de la diferencia en el objetivo, el lucro o la transformación, lo que da viabilidad y hace que funcionen una empresa social y una empresa convencional es muy similar. Pero hay diferencias de clase social. Si tienes buenos contactos, desde la empresarialidad convencional podrás llegar a grados altos de financiación que la mayoría de las mujeres que quieren emprender y acuden a servicios de la administración no tienen”.

Emprender es, además, un proceso subjetivo

Una de sus últimas experiencias laborales acompañando a mujeres emprendedoras ha sido en un municipio próximo a Madrid. Comenta que, aunque el proyecto se centraba en economía social y cooperativismo, lo social y lo colectivo “se desplazaban” porque el 90% de las mujeres que acudían lo hacían solas. Además de ser proyectos individuales, el perfil de mujeres que ha acudido al servicio es el de mujeres que se han quedado fuera del mercado laboral por su edad o porque han criado y les resulta difícil volver. “Todas buscan algo aunque muchas no saben bien qué. Necesitan pasar a la acción aunque sienten miedo o inseguridad, pero quieren salir del aislamiento que provoca el desempleo”. Charo nos plantea que son pocas las mujeres que llegan con una idea muy clara de negocio.

Lo que más le gusta de su trabajo son las subjetividades que intervienen. “Las mujeres llegan al recurso de asesoramiento con una idea más o menos trabajada y una experiencia laboral y vital. Yo trabajo con esas ideas de negocio, sus recorridos vitales y profesionales y la parte subjetiva: ¿qué te pasa a ti con esa idea?

Basándose en este trenzado de experiencias propias y actividad profesional, Charo comparte algunas de las conclusiones sobre las mujeres que emprenden, el tipo de proyectos que persiguen y los recursos públicos que ofrecen acompañar estos procesos, a las que ha llegado.

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Las mujeres que quieren emprender están en red. Aunque los proyectos sean individuales, se sostienen gracias a redes familiares, de amistad y de alianzas entre mujeres que están iniciando su actividad, convirtiéndose en proveedoras y clientas que intercambian recursos para abaratar costes. En el caso de mujeres migrantes, esta red se conforma entre compatriotas, conformando comunidades muy sólidas en las que tienen un importante papel personas que permanecen en los países de origen.

Los recursos de apoyo al emprendimiento que ofrecen las diferentes administraciones a menudo son insuficientes por que sólo trabajan la parte formal: la publicidad, el marketing, el plan de empresa. Este lenguaje resulta ajeno para muchas mujeres, y es necesario realizar una traducción desde las ideas de negocio que traen a los aspectos que es necesario tener en cuenta a la hora de poner en marcha un proyecto. Plasmar todo ello en un plan de empresa que resulte útil es muy difícil, y más hacerlo sola.

A pesar de toda la publicidad no hay ayudas suficientes: “la mayor dificultad para comenzar está en el acceso a la financiación que, sin garantías ni apoyo económico previo (ahorros, préstamos, pequeñas inversiones), no se obtienen. Los proyectos que empiezan no pueden ofrecer garantías. Puedes tener un plan de empresa pero el papel lo aguanta todo. Es cuando se pone en marcha cuando se ve si funciona. Muchos proyectos no aguantarán, pero sin nada de inversión sus posibilidades son más escasas.”

Pegadas a las circunstancias

Preguntamos a Charo con qué conectan las ideas de las mujeres emprendedoras, ¿con oportunidades que ofrece el mercado?, ¿con sus pasiones? Responde que en los emprendimientos de mujeres no hay ideas “a lo grande”, y lo ve como un déficit. Los proyectos de las mujeres son pequeños. Muchas veces las ideas surgen de lo más cercano y están pegados a las circunstancias (no tener dinero, estar aislada, estar criando). Por ejemplo, una mujer tiene un bebé y construye collares de lactancia para vender. Otras tienen una idea a partir de una habilidad, como cocinar o coser.

En algunos casos, el hecho de que el emprendimiento esté «pegado a las circunstancias» expresa una debilidad de los proyectos.

Al redactar este texto,y con algo de distancia respecto a la conversación con Charo, reflexionamos sobre el hecho de que algunos grandísimos emprendimientos surgieron como necesidad propia, “pegados a las circunstancias”, Por ejemplo, Youtube o Facebook.

La diferencia entre los collares de lactancia y Youtube quizás no sea tanto la idea (que parte de una necesidad-pasión inmediata concreta, «pegada» a la situación), sino la visión y proyección de esa idea.

Esto está relacionado con la escala. En un proyecto, el crecimiento, la capacidad de escalar puede tener mayor centralidad o ser más periférico. Por ejemplo, una mujer que produce jabones artesanos puede plantearse aumentar la producción como objetivo a corto plazo. Otra productora pone en el centro el cuidado en los modos de trabajo y hace la cantidad de jabones que puede hacer con sus manos, de manera artesanal, directa y con un proceso muy cuidadoso, casi de piezas únicas. Sin embargo, la diferencia de precio entre uno y otro jabón no podrá ser excesiva.

Salimos del Mercado de San Fernando y tomamos el autobús. Desde Lavapiés a Malasaña, rumbo a La Manual.

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