Login_Dinero, empleo y sostenibilidad de la vida 1/5

El sábado 14 de noviembre organizamos el primer Login_ del proyecto Login_MicroEmprendimiento_entre_mujeres para investigar las especificidades del microemprendimiento social urbano practicado entre mujeres de la ciudad de Madrid. En esta primera sesión nos hacemos algunas preguntas sobre el cuidado, el dinero, el trabajo y el empleo.

¿Del deber cuidar al obligatorio cuidarse?

El punto de encuentro es una cafetería del madrileño barrio de Lavapiés. Entre tazas de café y caras aún amodorradas por el sueño, una veintena de mujeres nos sentamos en corro e inauguramos el Login_ una incursión en una realidad compleja.

Para arrancar, Marta Malo, que nos acompaña como coinvestigadora, nos ofrece unas pinceladas de contexto: se trata de pensar el microemprendimiento femenino con la transformación de la organización social de los cuidados como telón de fondo. Los cuidados, tradicionalmente asociados a las mujeres, están teniendo una creciente presencia pública: desde el ayuntamiento de Madrid se ha lanzado una campaña que declara el municipio «ciudad de los cuidados», pero también hablamos de que «mi amiga no me cuida, siempre llega tarde» o podemos oír cómo una mujer le dice a otra: «te tienes que cuidar más, querida, te veo muy apagada».

MiraElSol

¿Qué son exactamente los cuidados? Inspiradas en las reflexiones feministas sobre la reproducción, los definiríamos como el conjunto de actividades materiales e inmateriales de sostenibilidad de la vida. Su organización ha variado en el tiempo y en el espacio, pero en nuestras sociedades occidentales ha estado articulada, desde la revolución industrial, en torno al hogar unifamiliar gestionado por el ama de casa. Este tipo de organización, que no es natural, sino que tiene una especificidad histórica y geográfica, va asociada a una triple división, donde el segundo elemento de cada par es subalterno con respecto al primero: producción / reproducción, público / privado, cualificado / descualificado.

Dentro de este esquema organizativo, los cuidados aparecen como un conjunto de tareas descualificadas de reproducción, no remuneradas (en sociedades cada vez más salarizadas) y realizadas en privado por mujeres, que se ven encerradas individualmente en los hogares y tutorizadas, en primer lugar, por sus padres y maridos (que “las mantienen” con su salario) y, en segundo lugar, por los «expertos» (en salud, educación, higiene…).

Esta organización de los cuidados vive una crisis en la década de 1970. Por un lado, por una doble presión externa: el creciente sector servicios demanda cada vez más las destrezas relacionales y la inteligencia emocional que las mujeres han adquirido por su socialización en los cuidados, invitándolas, pues, a salir del hogar, a la par que la reestructuración productiva y la precarización laboral dificultan, si no imposibilitan, que todo un hogar se sostenga exclusivamente con el sueldo del varón, entendido como “cabeza de familia”.

Marta_En_Karakola

No obstante, no todo se explica por causas externas. Existe también una presión interna, encarnada en las miles de mujeres que ya no quieren seguir encerradas en el hogar, ni traer al mundo “tantos hijos como mande Dios”. El lema del feminismo autónomo italiano de la década de 1970, “Mamá ha salido”, se hizo realidad: son miles las mamás que salen en busca de otras formas de vida.

Con el resquebrajamiento del hogar como base de la organización social de los cuidados, llega el ensalzamiento del autocuidado: el cuidado se torna responsabilidad individual y cada individuo debe procurarse cuidado, fundamentalmente adquiriendo “hábitos de vida saludables” y comprando servicios en el creciente mercado de los cuidados, cada vez más orientado al bienestar individual.

Llega también la crisis del cuidado en las fases de mayor vulnerabilidad que todo ser humano atraviesa a lo largo de su biografía. Este cuidado ya no está garantizado por la estructura familiar. Se externaliza parcialmente del hogar, en dotaciones públicas (cada vez más precarias) y privadas (con alto coste). Todas las necesidades no cubiertas a través de la externalización exigen, para ser cubiertas, de múltiples malabarismos de las personas cuidadoras. Hay, también, cada vez más abandono de quienes necesitan esos cuidados: es decir, potencialmente, de todos.

Marta_en_MiraElSol

En este contexto de crisis salvaje, no obstante, se produce uno de los descubrimientos más decisivos. Quienes atraviesan fases vitales más vulnerables (enfermedad, vejez, infancia…) y quienes les cuidan constatan la dimensión ecológica intrínseca a la relación de cuidado humana: en contra de imperativo de «bienestar individual», la imposibilidad de separar el cuidado de uno mismo (autocuidado) del cuidado del otro.

¿Qué supone, para las mujeres, emprender en este contexto donde, por un lado, se nos abren nuevos nichos de mercado, en los que podemos ofrecer a cambio de dinero saberes adquiridos en el hogar, pero, por otro, nos vemos despojadas de la posibilidad de cuidar de otros y de ser cuidadas porque la presión por el rendimiento se lo come todo, y porque ya no estamos encerradas en el hogar, pero sí en la individualidad de cada cual? ¿Qué tipo de estrategias están poniendo en práctica las mujeres para afrontar este dilema?

Estas son las preguntas que motivan el primer Login_ sobre emprendimiento femenino y, con ellas rebotando en nuestras cabezas, termina la exposición de Marta y nos trasladamos a nuestra siguiente parada, pocos metros más allá del bar donde nos hemos encontrado.

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