Login_Conocimiento y creatividad. Idear sin saber qué sabes 1/5

El sábado 21 de mayo organizamos el tercer Login_ del proyecto Login_MicroEmprendimiento_entre_mujeres para investigar las especificidades del microemprendimiento social urbano practicado entre mujeres de la ciudad de Madrid. En esta tercera sesión nos hacemos algunas preguntas sobre qué tipo de creatividad destilan y cómo se transfiere el conocimiento en estos proyectos.

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Nos encontramos en una cafetería en Puente de Vallecas, a cinco minutos del metro, caminando por Peña Prieta. Entramos en un bar de barrio en el que nos dejan ocupar el comedor, para encontrarnos, tomar café y presentar la investigación y este tercer Login_. Y, sin más, empezamos.

¿Emprenden las mujeres de forma diferente?

En esta ocasión Raquel Mezquita es la co-investigadora invitada. Nos ofrece unas pinceladas de contexto poniendo en común las preguntas que ella misma se ha hecho. Las mujeres ¿emprenden igual que los hombres? Sus emprendimientos, ¿tienen el mismo significado socioeconómico que el de estos? ¿Se han de interpretar de la misma manera? ¿Habría que aplicarles el mismo paradigma de análisis? El hecho de que las mujeres emprendan es un fenómeno relativamente reciente y arriesgado en este país: hasta 1981, las mujeres aún debían pedir permiso al marido para poder trabajar, cobrar un salario, ejercer el comercio, abrir cuentas corrientes en banco, etc. En estos años, muchas mujeres han ido incorporándose al mundo del trabajo, con una tendencia mayoritaria al empleo “fijo”. El que las mujeres pongan en marcha proyectos de trabajo por cuenta propia, sea cual sea la forma que elijan, es, de sí, excepcional. Podemos observar los emprendimientos de las mujeres y preguntarnos hasta dónde llega el mandato de género, de qué maneras actúa la socialización diferenciada, y cuáles son las debilidades y fortalezas de estos emprendimientos atendiendo a esto.

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¿Cómo transferir el conocimiento y sobre todo el valor de los conocimientos?

En el primer Login_ de esta investigación se nos planteó el siguiente marco: una organización social que estaría asociada a una triple división: producción / reproducción, público/ privado, cualificado /
descualificado, lo femenino, lo segundo de cada par, subalterno de lo primero. A ese mismo paradigma parece corresponder la distinción entre “saber hacer” y “conocimiento”: el “saber hacer” sería ese tipo de conocimiento basado en la experiencia, práctico, intuitivo, no experto, de transmisión oral, todo lo relacionado en amplio sentido con lo doméstico, algo que se muestra tan encarnado que parece una saber naturalizado cuando responde a una diferenciación cultural. “No se nace mujer, llega una a serlo”, decía Simone de Beauvoir.

En este marco, poner en valor esos saberes implica actuar en distintos planos:
– En lo social: “elevar” el rango de esos saberes, contribuir a su prestigio, darles reconocimiento, visibilidad: Un cambio cultural, un desplazamiento del paradigma que establece que hay saberes de primera clase, los académicos, expertos, técnicos, y saberes de segunda.
– En lo económico: dar respuesta a preguntas tales como: ¿cuál es el precio de esos saberes y de los productos objeto de ellos? ¿Qué corresponde a su valor?
– En lo subjetivo: la apuesta interna de las mujeres emprendedoras por ganar confianza y construir autonomía.

Todo ello requiere de esfuerzo creativo.

¿Qué tipo de creatividad destilan los microemprendimientos de mujeres en la ciudad de Madrid?

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¿Qué necesitan las mujeres para crear? Virginia Woolf se hizo esta pregunta aplicada a la literatura, ¿qué necesitan las mujeres para escribir? Y respondió: una habitación propia, un espacio de tiempo, físico y sobre todo de autonomía económica. Ahondando en esa pregunta, Woolf escribió en otro artículo: “Descubrí que si quería dedicarme a la crítica de libros tendría que librar una batalla con cierto fantasma. Y ese fantasma era una mujer y cuando conocí mejor a esta mujer, le di el nombre de la poesía el ángel de la casa. Ella era quien solía obstaculizar mi trabajo, metiéndose entre el papel y yo. Ella era quien me estorbaba, quien me hacía perder el tiempo, quien de tal manera me atormentaba que al fin la maté (…) Era intensamente comprensiva. Era intensamente encantadora. Carecía totalmente de egoísmo (…) Se sacrificaba a diario. (…) Hice cuanto pude para matarlo, mi excusa sería la legítima defensa, si no lo hubiera matado, él me hubiera matado a mi (…) Entonces dar muerte al ángel de la casa formaba parte del trabajo de las escritoras”.

Puedes, por tanto, estar en tu cuarto propio, en ese espacio de autonomía y darte de bruces con los límites de tu subjetividad creativa: ¿cuántos de esos límites son achacables a la socialización de género? ¿Cuántas de las dificultades tienen que ver con el fantasma del ángel de la casa?

Raquel nos propone acceder a las realidades complejas que visitaremos en este marco:
– Observar los emprendimientos o proyectos, en conjunto como un “hecho creativo”: atender a lo que se produce y a cómo se produce, cuál es el marco de relaciones, entender el mismo acto de emprender como un acto de creación.
– Si intentan poner en valor, en los planos que se indican.
– Si son infraestructuras que responden a la metáfora del cuarto propio.
– Si en esas infraestructuras se cuela el fantasma del ángel de la casa, como obstáculo y si habría que “darle muerte”.

Con todas estas preguntas nos desplazamos hasta el siguiente punto.

Aquí puedes continuar leyendo el relato del Login_Conocimiento y creatividad. Idear sin saber qué sabes.

Puedes descargarte el relato completo en pdf.